El pasado viernes, después de la misa celebrada en nuestra capilla, se vivió un momento muy especial para nuestra hermandad y especialmente para la cuadrilla de costaleros de María Santísima de la Soledad. Como es tradición, después de la misa se llevó a cabo la «desarmá», un evento que marca el fin de la Semana Santa y donde se reconoce el esfuerzo y dedicación de nuestros hermanos costaleros.
Este año, los reconocimientos fueron especialmente significativos. Se honró a dos miembros destacados de la cuadrilla, Luis Barrón y Jacobo Belver, quienes han demostrado un compromiso inquebrantable y una disposición constante a servir a nuestra hermandad. Ambos han sido pilares en las actividades de la cuadrilla, mostrando un gran espíritu de colaboración y dedicación.
Sin embargo, la jornada tuvo también un tono agridulce, ya que aprovechamos la ocasión para despedir a Don Juan Manuel González Cervera, quien hasta ahora había servido como capataz de la cuadrilla. Juan Manuel ha sido una figura esencial en la historia reciente de nuestra hermandad, desempeñando su rol con amor y firmeza durante 30 años. Su liderazgo no solo ha sido testimonio de su devoción por nuestra madre María Santísima de la Soledad, sino que también ha ayudado a forjar una cuadrilla joven, robusta y consolidada.
Durante el evento, nuestro Hermano Mayor destacó la labor incansable de Juan Manuel, quien además fue miembro de la junta directiva de la hermandad y costalero durante 17 años. Como muestra de agradecimiento y reconocimiento, se le entregó un cuadro de María Santísima de la Soledad, un regalo significativo que fue presentado por su hijo, Juan Manuel González Herrera.
La despedida de Juan Manuel fue un momento emotivo, rodeado por su cuadrilla de costaleros, los equipos de trabajo de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, el equipo del Niño Jesús y los miembros de la junta de gobierno. Todos juntos compartimos la comida de fraternidad, rememorando anécdotas y expresando nuestro agradecimiento por su dedicación y liderazgo.
Desde aquí, queremos extender nuestro más profundo agradecimiento a Juan Manuel González Cervera. Su legado perdurará en cada paso que nuestra cuadrilla dé bajo los palios de Semana Santa. Gracias por todo, CAPATAZ.
A través de estos actos, nuestra hermandad no solo fortalece los lazos de comunidad y fe, sino que también reafirma el compromiso de cada uno de sus miembros para con la tradición y el espíritu de servicio. Seguimos adelante, inspirados por las huellas de aquellos que han marcado el camino con su esfuerzo y devoción.