Nuestra hermandad y cofradía de Nazarenos remonta sus orígenes fundacionales al Siglo de Oro, periodo histórico en el que comenzaron a expandirse numerosas cofradías consagradas al título de la «Santa Cruz de Jerusalén» por entre muchos pueblos y lugares del antiguo Reino de Sevilla. Estas veneraban como titular a Jesús Nazareno cargando con la Cruz a cuestas, camino del Calvario, y seguía el modelo instaurado por la Primitiva cofradía sevillana de Nazarenos, popularmente conocida como la del Silencio, convertida en modelo para todas ellas como «Madre y Maestra».
Entre los años finales del siglo XVI y los primeros del XVII se produce la constitución de la nuestra, precisamente en el antiguo hospital de la Concepción existente entonces en la calle Andrés Bernáldez, cuyo establecimiento benéfico se encontraba ubicado en el solar que hoy ocupan los salones parroquiales de Santa María la Blanca. De hecho, esta calle es conocida popularmente en nuestra localidad como la del Hospital.
Todas aquellas cofradías de Los Nazarenos defendieron con gran fragor el misterio de la Concepción Inmaculada de la Virgen María, reivindicado por la monarquía hispánica ante la alta curia eclesiástica de Roma con el apoyo incondicional de la Iglesia de Sevilla durante muchísimas décadas del siglo XVII.
Los documentos manuscritos más antiguos que se conservan sobre nuestra hermandad de Jesús Nazareno de la antigua villa de Los Palacios con anterioridad a que se produjese la unión con Villafranca de la Marisma, se fechan en el siglo XVII. Estos refieren el deber que tenían sus cofrades de celebrar sus cabildos en una de las dependencias de aquel antiguo hospital de la Concepción, completamente reedificado a expensas de nuestra hermandad en el año 1682. A partir de aquel momento, el complejo religioso pasó a denominarse «Casa-Hospital de Jesús Nazareno».
Siglo XVIII
El modesto hospital, destinado inicialmente a asistir pobres transeúntes que pasaban por estos lares camino de Sevilla o Cádiz, dejó de prestar sus funciones caritativas a lo largo de este siglo. En aquel periodo se produjo un importante relevo de hermanos y cofrades dentro de la hermandad, afanada siempre en hacer rifas, generando con ello fuentes de ingresos económicos para mantenerla. Figuran documentadas subastas y pujas también para portar los pasos de nuestras imágenes titulares. Despertaban fervor entre los vecinos.
Nuestra hermandad cumplía su estación penitencial en la madrugada del Viernes Santo. La mayoría de los años a la hora de despuntar el alba, tal como ordenaban sus primeras Reglas, tomadas en gran parte de las del Silencio de Sevilla y otras cofradías de Los Nazarenos cercanas (Utrera, Lebrija o Alcalá de Guadaira). Nuestra hermandad efectuó estación penitencial durante muchos años de noche, antes de la amanecida, práctica que trató de erradicar la autoridad eclesiástica en reiteradas ocasiones. Así sucedió, por ejemplo, en 1714. Aquel año dejó indicado el señor visitador del Arzobispado en uno de sus mandatos de visita, tras girar Visita Pastoral a Santa María la Blanca, que el clero local no permitiera la salida de noche de las cofradías en Semana Santa. Volvió nuevamente la autoridad eclesiástica a tratar de impedir la consumación de aquella práctica de sacar las imágenes en procesión de noche durante los años finales del siglo XVIII, tras decretar el gobierno ilustrado de Carlos III duras medidas de control contra las procesiones en horario nocturno.
Siglo XIX
En esta centuria decimonónica nuestra hermandad y cofradía de Nazarenos estuvo a punto de desaparecer en varias ocasiones, aunque, felizmente, nunca llegó a desintegrarse del todo gracias a la extensa devoción con la que contaba la milagrosa imagen de Jesús Nazareno. El fervor de sus cofrades ayudó a que la hermandad pudiese reorganizarse con éxito en distintas ocasiones, consiguiendo con ello poder mantenerse activa con gran perseverancia y continuidad a lo largo de aquel siglo. Sobre todo, a raíz de la aprobación de unas nuevas Reglas hacia mediados de siglo, a partir de cuya etapa persistió con gran revitalidad.
La imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder ha sido siempre un importante nexo de unión entre los habitantes de ambos pueblos cuando todavía estaban separados, pues consiguió unir a los naturales de Villafranca de la Marisma con los de Los Palacios muchos años antes que se consumara su definitiva unión en 1836. Hay constancia documental de enseres adquiridos por la hermandad en el año 1802 que fueron costeados con dinero de los dos pueblos de Villafranca de la Marisma y Los Palacios (por ejemplo, la Media Luna de plata de la Virgen de la Soledad), lo que revela que la devoción profesada por el vecindario a Jesús Nazareno trascendía la frontera física del Arroyo de la Raya que dividía la jurisdicción territorial de cada núcleo poblacional. Por tanto, nos une a esta venerada imagen un vínculo religioso, pero también histórico y cultural que constituyen lazos de esperanza como parte integrante de nuestras señas de identidad.
En los años finales, la antigua ermita del Jesús se encontraba en muy mal estado de conservación y presentaba un estado ruinoso realmente deplorable. En aquella coyuntura, se decidió trasladar las imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima de la Soledad y San Juan Evangelista a la Parroquia de Santa María la Blanca, mientras era reparada la ermita. Así lo acordó nuestra hermandad por decisión mayoritaria de sus hermanos en un cabildo extraordinario, celebrado el 26 de julio del año 1883, aunque con la condición de que el traslado fuese provisional, mientras se hacían las obras. Nuestras imágenes titulares pasaron entonces a ser instaladas en la antigua capilla de San José de la parroquia de Santa María la Blanca (actual capilla del Bautismo), del crucero de la nave de la Epístola. Aquella medida ocasionó una importante división entre los hermanos, pues muchos fueron contrarios a que la hermandad tuviese que abandonar su primitiva sede canónica.
La camarera del Señor, doña Fausta Murube Galán se comprometió entonces a sufragar los gastos de la construcción de dos nuevos altares de madera de color blanco, en estilo neoclásico, para Nuestro Padre Jesús y María Santísima de la Soledad. Mientras tanto, la de San Juan se quedó expuesta en el Jesús, aunque muy pocos años después fue trasladada a la capilla de la Aurora, donde recibe culto en la actualidad desde aquel momento. Por tanto, ninguna volvió a ser restituida a la vieja ermita de Nuestro Padre Jesús, por lo que el eventual traslado a Santa María la Blanca terminó convirtiéndose en un establecimiento casi definitivo.
Siglo XX
A inicios de este siglo realizaba su salida procesional la mañana del Viernes Santo desde la Parroquia de Santa María la Blanca, a donde era trasladada la imagen de San Juan desde la Aurora en días previos, para que formase parte de un cortejo integrado en aquellas décadas iniciales por tres pasos: San Juan, Nuestro Padre Jesús y la Virgen de la Soledad. Así se mantuvo inalterable durante toda la primera mitad del siglo XX. En abril de 1939, la imagen de Nuestro Padre Jesús salió procesionalmente de modo extraordinario con motivo de la conclusión de la Guerra Civil española.
Cuando todavía se hallaba establecida en Santa María la Blanca, su entonces párroco don Juan Antonio Tardío Vázquez impulsó una reorganización en 1965, año en el que se hicieron cargo un nutrido grupo de jóvenes que articularon una profunda remodelación tanto institucional como patrimonial, acorde a los nuevos aires eclesiásticos y sociales del momento. Coincidiendo con aquella reestructuración, nuestra hermandad incorporó a su título la advocación del «Gran Poder», estableciendo a partir de entonces un gran vínculo con la hermandad matriz sevillana y otras muchas de la misma denominación distribuidas por distintos pueblos y ciudades sevillanas, andaluzas y españolas.
A partir de la Semana Santa del año 1966 nuestra hermandad dejó de salir el Viernes Santo por la mañana y pasó a hacerlo por la tarde, cuando todavía residía en la iglesia parroquial de Santa María la Blanca. Continuó haciéndolo así hasta que, en 1971, solicitó permiso al Arzobispado de Sevilla para poder reemplazar su residencia canónica a la capilla de Nuestra Señora de la Aurora después de ochenta y ocho años de estancia continuada en el referido templo parroquial. Nuestros sagrados titulares fueron traslados en andas la cuaresma de aquel año de 1971, exactamente el 21 de marzo en plenas vísperas de la Semana Santa, a su nueva sede, una pequeña pero hermosísima iglesia del siglo XVIII que se encuentra ubicada en el centro urbano de la localidad cerca del templo parroquial, en la que al día de hoy se encuentra establecida.
Es importante reseñar que el 14 de octubre de 1973 se bendijo un nuevo altar con tres grandes hornacinas que se realizó en los talleres sevillanos de Guzmán Bejarano, tallado en madera dorada y policromada de estilo neobarroco, para acoger nuestras imágenes del Gran Poder, la Virgen de la Soledad y San Juan Evangelista.
En el horario del Viernes Santo por la tarde se mantuvo hasta que el año 1982 probó salir de Madrugada. Al no fructificar aquel intento de recuperar el antiguo horario, regresó a la tarde del Viernes Santo. Es en la Semana Santa de 1993 cuando establece el horario de salida de Madrugada, concretamente desde las 3 hasta las 9,30 de la mañana, práctica en la que se mantuvo procesionando hasta 2007, durante catorce años.
Siglo XXI
La Semana Santa de 2008 retrasó su horario a la mañana del Viernes Santo y fijó su salida a las 7.30 de la mañana. Fue en 2012 cuando introdujo el acompañamiento musical tras el paso del Señor del Gran Poder, que todos aquellos años anteriores había procesionado en silencio, sin música. Y el horario matutino del Viernes Santo se mantuvo hasta la Semana Santa de 2022. Tras una dispensa otorgada por el Arzobispado de Sevilla, nuestra hermandad realizó estación penitencial la tarde noche del Miércoles Santo, por primera vez en su historia, la Semana Santa de 2023, día de salida fijado como oficial tras haber sido refrendado así, de modo mayoritario, por todos sus herman@s en Cabildo Extraordinario celebrado el 11 de septiembre de 2023.
Distinciones
El Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca acordó otorgar la Medalla de Oro de la Villa de Los Palacios y Villafranca a la imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, en sesión plenaria extraordinaria celebrada el 16 de abril de 2007, un acuerdo unánime que hacía realidad el sentir de todo el pueblo, debido a la admiración que ha despertado, desde tiempo inmemorial, como parte esencial de la historia e idiosincrasia particular de Los Palacios y Villafranca. Una imagen que, al margen del ámbito meramente religioso, trasciende al espectro popular del que se ha ganado siempre su reconocimiento. El solemne acto de imposición de la Medalla tuvo lugar en el transcurso de una ceremonia celebrada la noche del sábado 22 de septiembre de aquel año de 2007, ante la sagrada imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, en la puerta de la Capilla de la Aurora, bajo la presidencia del entonces arzobispo Emérito de Sevilla, Fray Carlos Amigo Vallejo. Con este motivo procesionó la imagen del Gran Poder de forma extraordinaria al día siguiente, el domingo 23 de junio de 2007, por las calles de la localidad en su paso de salida.
Los títulos devocionales de nuestros sagrados titulares forman parte también del nomenclátor de las calles palaciegas. Nuestro Padre Jesús del Gan Poder le da nombre a la antigua del Pósito, también conocida como de la Cárcel, mientras que la Santísima Virgen de la Soledad posee una plaza dedicada a su nombre, situada en el ensanche trasero de la Plaza de Miguel Murube, en la confluencia de las calles Duque de Arcos con Rabadanes y Alfonso XI.
En la explanada principal del Cementerio municipal de San José, figura un retablo cerámico dedicado a la imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, colocado en la misma fachada de la actual capilla del camposanto, en la que se ofician las misas estacionales los primeros días del mes de noviembre con ocasión del Día de los Difuntos.